"Una ecuación bipartita recorre toda la obra de Deleuze: "pensar es crear" y "crear es resistir". El pensamiento es creación, y ello en un doble sentido: por un lado, según sus modalidades (arte, filosofía, ciencia) y los medios específicos de cada una, crea, respectivamente, sensaciones, conceptos y funciones; por otro, más profundamente, esa creación es, en un mismo movimiento, creación de nuevas posibilidades de vida. Este pensamiento de la creatividad no deja de ser "nuevo" en filosofía (lo nuevo sigue siendo siempre nuevo: las fuerzas que solicita en el pensamiento no son las del reconocimiento)... Si toda filosofía genuina era ya, en su actividad, creativa, un cambio radical de orientación marca su auténtica revolución copernicana, ese "filum" que atraviesa las denominaciones de escuela y caracteriza la imagen moderna del pensamiento: no se trata ya de pensar lo Eterno (la Verdad, las esencias, los universales), sino las condiciones que permiten una producción subjetiva de novedad, es decir, la creación (lo interesante, lo nuevo, el acontecimiento)."