Seamos capces de generar nuestras propias ideas, no importa quien lo dijo sino que dijo y que podemos hacer con eso que escuchamos, leimos o vimos.
La pedantería nata, irritable principalmente cuando se pone en duda la capacidad intelectual, no quiere que nuestra primera afirmación resulte falsa, y la del adversario, verdadera. En realidad, así puestas las cosas, cada persona sólo debería preocuparse en raciocinar correctamente: para ello primero debería razonar, y después hablar. Pero, en la mayoría de las personas, al natural ergotismo se suma la verborrea y deshonestidad. Hablan, sin antes haber pensado, y cuando después se percatan de su equivocación, debe aparentarque fuera lo contrario. El interés en la verdad, la que casi siempre motivó al principio al que hizo la afirmación, cede ante el interés del ergotismo: lo verdadero debe parecer falso, y lo falso, verdadero.